Disciplina de las ciencias sociales que gestiona la comunicación de los diversos públicos de una organización, empresa o figura pública; utilizando múltiples herramientas para lograr sus objetivos.
Cumple una función directiva ya que trabaja en conjunto con otras profesiones como el Diseño Gráfico o la Publicidad. Buscan establecer relaciones a largo plazo, basándose en la confianza y seguridad.
En su definición Seitel (2002) manifiesta:
Las Relaciones Públicas afectan a casi todo aquel que tenga contacto con otros seres humanos. Todos nosotros, de una forma u otra, practicamos a diario las relaciones públicas. En una organización cada llamada telefónica, cada carta, cada entrevista personal es un acontecimiento de relaciones públicas (p.11).
La comunicación, la opinión pública, la imagen, el lenguaje, la etiqueta y el protocolo, son algunas de las variables que orbitan y se fusionan con este tema, enriqueciéndolo y potenciando su aplicación en muchísimos escenarios como la política, el gobierno, las artes, las religiones, el entretenimiento, la milicia, etc.
En términos sociales, las Relaciones Públicas se dan en muchas situaciones de la vida cotidiana, al hablar ante un grupo de personas, en una entrevista de trabajo o ante un medio de comunicación. Desde sus cimientos, estas se basan en relaciones humanas, lo que provoca que a veces hasta pasen inadvertidas.
Históricamente, se puede evidenciar el uso de las Relaciones Públicas con Julio César en la antigua Roma. Este personaje distribuía un informe llamado el “Acta Diurna”, donde contaba las hazañas de sus temidas legiones, conquistando nuevos territorios, fortaleciendo su imagen de emperador y ensalzando el ego de su imperio.
Los griegos también las utilizaron en gran medida. Acompañados de la oratoria y una gran habilidad del manejo del escenario, deleitaban a miembros del senado y a las masas, obteniendo la aceptación o apoyo de su discurso. La Iglesia Católica fue de las primeras agrupaciones religiosas en utilizar la propaganda para reiterar su poder y ganar más adeptos. En el siglo XIX, Thomas Jefferson, tercer presidente de los Estados Unidos de América, fue el primero en utilizar las Relaciones Públicas para dirigirse al congreso de su país.
En 1889, George Westinghouse, fundador de la empresa Westinghouse Electric, estableció el primer departamento de Relaciones Públicas, en una batalla contra Thomas Edison, en “La guerra de las corrientes”.
“The Publicity Bureau” u oficina de la publicidad, fue creada en 1900, como la primera agencia de Relaciones Públicas en Boston, Estados Unidos. Grandes leyendas de esta disciplina entraron a escena, como Ivy L.Lee, quien creó la primera nota de prensa oficial, para ayudar al ferrocarril de Pensilvania (E.E.U.U.) a gestionar la noticia de un accidente de tren eléctrico.
En su concepción de las relaciones públicas Seitel (2002), Lee pensaba que la única forma de responder a las críticas, era con un punto de vista claro y honesto, evitando callar voces, buscando la confianza del público, de ser necesario confrontarlo.
En 1924, Basil Clarke introduce el código de ética en las Relaciones Públicas en el Reino Unido. Y para 1929, Edward L. Bernays, periodista de profesión y sobrino del psico-analista Sigmund Freud, utiliza las concepciones de su tío sobre el inconsciente, en la publicidad de Estados Unidos y reafirma las Relaciones Públicas.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses lanzaron fuertes campañas de Relaciones Públicas para “activar” el patriotismo entre la población y ganar así, más soldados entre sus filas. Con la creación de la imprenta, la radio, la televisión e internet con los blogs, foros, redes sociales y la variedad de dispositivos móviles actuales; esta disciplina fue transformándose rápidamente, exigiendo de sus profesionales múltiples y cada vez más complejas y creativas habilidades.
Las Relaciones Públicas cumplen una metodología en su accionar. Pasan por la investigación, planificación, ejecución y evaluación. Todo este camino le permite apartarse de la casualidad o el azar, confiriéndole una alta dosis de veracidad y efectividad.
Actualmente las grandes empresas transnacionales, gobiernos, políticos y figuras públicas, tienen en sus filas expertos que administran con increíbles resultados la comunicación, aportando ganancias tangibles e intangibles. No es una moda, es una necesidad que transforma a los públicos en individuos más exigentes, son más visibles, capaces de impactar duramente, creando una constante expectativa entre los comunicadores.
Esta disciplina está en constante evolución, ya que la sociedad lo está también. Aunque se percibe con más facilidad la universalidad la comunicación, haciendo de las personas parte de una gran comunidad que derriba fronteras, culturas o pensamientos sociales, políticos o religiosos; las Relaciones Públicas se interesan por identificarlos para llegar a ellos con precisión y con el mensaje idóneo.
Cumple una función directiva ya que trabaja en conjunto con otras profesiones como el Diseño Gráfico o la Publicidad. Buscan establecer relaciones a largo plazo, basándose en la confianza y seguridad.
En su definición Seitel (2002) manifiesta:
Las Relaciones Públicas afectan a casi todo aquel que tenga contacto con otros seres humanos. Todos nosotros, de una forma u otra, practicamos a diario las relaciones públicas. En una organización cada llamada telefónica, cada carta, cada entrevista personal es un acontecimiento de relaciones públicas (p.11).
La comunicación, la opinión pública, la imagen, el lenguaje, la etiqueta y el protocolo, son algunas de las variables que orbitan y se fusionan con este tema, enriqueciéndolo y potenciando su aplicación en muchísimos escenarios como la política, el gobierno, las artes, las religiones, el entretenimiento, la milicia, etc.
En términos sociales, las Relaciones Públicas se dan en muchas situaciones de la vida cotidiana, al hablar ante un grupo de personas, en una entrevista de trabajo o ante un medio de comunicación. Desde sus cimientos, estas se basan en relaciones humanas, lo que provoca que a veces hasta pasen inadvertidas.
Históricamente, se puede evidenciar el uso de las Relaciones Públicas con Julio César en la antigua Roma. Este personaje distribuía un informe llamado el “Acta Diurna”, donde contaba las hazañas de sus temidas legiones, conquistando nuevos territorios, fortaleciendo su imagen de emperador y ensalzando el ego de su imperio.
Los griegos también las utilizaron en gran medida. Acompañados de la oratoria y una gran habilidad del manejo del escenario, deleitaban a miembros del senado y a las masas, obteniendo la aceptación o apoyo de su discurso. La Iglesia Católica fue de las primeras agrupaciones religiosas en utilizar la propaganda para reiterar su poder y ganar más adeptos. En el siglo XIX, Thomas Jefferson, tercer presidente de los Estados Unidos de América, fue el primero en utilizar las Relaciones Públicas para dirigirse al congreso de su país.
En 1889, George Westinghouse, fundador de la empresa Westinghouse Electric, estableció el primer departamento de Relaciones Públicas, en una batalla contra Thomas Edison, en “La guerra de las corrientes”.
“The Publicity Bureau” u oficina de la publicidad, fue creada en 1900, como la primera agencia de Relaciones Públicas en Boston, Estados Unidos. Grandes leyendas de esta disciplina entraron a escena, como Ivy L.Lee, quien creó la primera nota de prensa oficial, para ayudar al ferrocarril de Pensilvania (E.E.U.U.) a gestionar la noticia de un accidente de tren eléctrico.
En su concepción de las relaciones públicas Seitel (2002), Lee pensaba que la única forma de responder a las críticas, era con un punto de vista claro y honesto, evitando callar voces, buscando la confianza del público, de ser necesario confrontarlo.
En 1924, Basil Clarke introduce el código de ética en las Relaciones Públicas en el Reino Unido. Y para 1929, Edward L. Bernays, periodista de profesión y sobrino del psico-analista Sigmund Freud, utiliza las concepciones de su tío sobre el inconsciente, en la publicidad de Estados Unidos y reafirma las Relaciones Públicas.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses lanzaron fuertes campañas de Relaciones Públicas para “activar” el patriotismo entre la población y ganar así, más soldados entre sus filas. Con la creación de la imprenta, la radio, la televisión e internet con los blogs, foros, redes sociales y la variedad de dispositivos móviles actuales; esta disciplina fue transformándose rápidamente, exigiendo de sus profesionales múltiples y cada vez más complejas y creativas habilidades.
Las Relaciones Públicas cumplen una metodología en su accionar. Pasan por la investigación, planificación, ejecución y evaluación. Todo este camino le permite apartarse de la casualidad o el azar, confiriéndole una alta dosis de veracidad y efectividad.
Actualmente las grandes empresas transnacionales, gobiernos, políticos y figuras públicas, tienen en sus filas expertos que administran con increíbles resultados la comunicación, aportando ganancias tangibles e intangibles. No es una moda, es una necesidad que transforma a los públicos en individuos más exigentes, son más visibles, capaces de impactar duramente, creando una constante expectativa entre los comunicadores.
Esta disciplina está en constante evolución, ya que la sociedad lo está también. Aunque se percibe con más facilidad la universalidad la comunicación, haciendo de las personas parte de una gran comunidad que derriba fronteras, culturas o pensamientos sociales, políticos o religiosos; las Relaciones Públicas se interesan por identificarlos para llegar a ellos con precisión y con el mensaje idóneo.