El Protocolo es una formalidad o convenio que se da en un
grupo o sociedad, se le adjudica lo ceremonial, ritual y la misma etiqueta.
Aunque nos basaremos en lo social, cabe mencionar que el protocolo comprende
niveles oficiales, diplomáticos, militares, etc. Su relación con la comunicación es más que obvia.
La Etiqueta son los procedimientos aceptados por una sociedad
determinada, no obstante puede trascender las fronteras, pues hay que
considerar algunas uniformidades.
Debemos entender que al decir protocolo social, no se pretende
“robotizar” a nadie, sino explicar que debemos comportarnos de cierta forma, en
ciertos lugares con un grado de formalidad y decoro. Creo que nadie juega
futbol dentro de una iglesia, ni realiza una actividad alcohólica en una
escuela primaria; ni mucho menos tratar de “conquistar” a la persona que nos
entrevista para un trabajo. De la misma forma, debemos reservarnos de ciertos y
regulares gestos, palabras, movimientos o acciones, cuando nuestro escenario amerita
otra cosa.
Hoy vemos que la igualdad de sexos nos coloca en una
situación en que la confianza en cierto grado está casi implícita, borrando
elementos importantes en la comunicación y distancia entre individuos. Aunque
no debemos dejar de lado la simpatía, cortesía y elocuencia, si hay que ser
analítico. No vamos a ser “rocas” o “troncos”, ni por el contrario, payasos de
circo o cuenta chistes. Recordemos que tenemos que valorar la situación en que
nos encontramos y actuar según sea el caso.
Etiqueta
Aunque anteriormente ya la
definimos, sí considero necesario mencionar que en ocasiones el Protocolo y la
Etiqueta se entrelazan y que esta se relaciona con cómo nos comportamos en la
mesa, lo cual es cierto; sin embargo, se amplía a otros escenarios.
Es una señal de
sensibilidad, consideración y generosidad hacia otros; estas formas perduran a
través de los años, en casa con nuestros padres, hijos y hermanos, la
Etiqueta en mayor o menor
grado ha estado presente en las civilizaciones.
Un ejemplo de esto es cuando usted recibe una invitación
(por correo electrónico o físico) para una conferencia, charla, almuerzo ejecutivo
o cena y le solicitan confirmación;
usted acepta y gentilmente confirma por alguno de los medios de contacto su
presencia a más tardar 48 horas antes. Hasta acá podría llegar el Protocolo.
Cuando usted acude al lugar puntualmente, comparte en la mesa con los demás
comensales, pondrá en práctica la etiqueta. Su forma de tomar los cubiertos, la
servilleta y hasta su forma de sentarse. Si tuviera que rechazar la invitación,
igualmente hágalo saber, le aseguro que los organizadores se lo agradecerán.
El presentarse sin
haber confirmado y, además, pasar por alto aspectos básicos de la etiqueta,
serían un desastre; tanto para usted como para la imagen de la empresa que representa.
Etiqueta en la mesa
“Una
persona educada se mueve con soltura y gracia”.
Es muy importante que los comensales (participantes en la
mesa) aprendan o
recuerden estos consejos:
No empezará a comer hasta que su anfitrión no lo haga o
hasta que no le digan que lo haga.
El anfitrión es el que le expresa cuándo ponerse la servilleta, siga su ejemplo.
Nunca mastique con la boca abierta.
No escupa pepitas o huesos en la mano, que salgan igual de la misma forma que entró, con el tenedor. La excepción son las espinas del pescado; se retiran sin llamar la atención, con el pulgar y el índice y se colocan a la orilla del plato.
Parta la pieza de pan con la mano, no use el cuchillo. Coja un trocito del pan o bollo y úntele mantequilla. No debe untarle mantequilla a todo el bollo de una vez.
Nunca sople la comida caliente o la bebida.
No use palillos de dientes en la mesa, ni mucho menos
uñas o servilletas.
Evite fumar, y si lo hace que sea durante el postre, con
la discreta aprobación del anfitrión.
Jamás se peine ni maquille en la mesa.
Cuando haya terminado de comer, no retire el plato ni lo
amontone, colocará los cubiertos en una posición específica (se comentará más
adelante).
Correcto
uso de los cubiertos
El correcto uso de los cubiertos denota, en gran medida,
la buena educación de una persona. Como regla general todos se toman por el
mango en su parte superior.
El tenedor, utilizado en solitario se toma con la mano
derecha y con las púas hacia arriba.
Se utiliza para llevar los alimentos a la
boca, y para trocear alimentos blandos como verduras, tortillas y huevos. Si se
utiliza con el cuchillo, el tenedor se toma con la mano izquierda y las púas
hacia abajo, y su misión es llevar los alimentos a la boca. Se toma entre los
dedos pulgar, índice y corazón.
La cuchara se toma con la mano derecha y la concavidad hacia
arriba. Es utilizada para alimentos líquidos (sopas), pastosos (cremas, purés) y
otros platos como legumbres y platos caldosos. Al igual que el tenedor, se toma
entre los dedos pulgar, índice y corazón.
El cuchillo se toma con la mano derecha y el filo hacia abajo.
Y se utiliza haciendo una ligera presión con el dedo índice, por la parte
opuesta al filo. El cuchillo nunca se lleva a la boca, ni se chupa ni se limpia
(con la boca o la servilleta). La función del cuchillo es cortar o trocear los
alimentos.
Es una práctica muy utilizada cuando son
pocos los comensales, pues en caso contrario sería casi imposible hacerlo.
Cuando estamos en la mesa y queremos hacer una pausa, los
cubiertos deben reposar en el plato y no sobre el mantel o la servilleta. Se
tienen que colocar en ángulo de 45º, el tenedor con las púas hacia abajo y el
cuchillo con el filo hacia adentro.
Si terminamos y deseamos que nos retiren el plato, debemos
colocar los cubiertos, de forma paralela, a un lado del plato.
Si deseamos expresar que el plato no fue de nuestro
completo agrado, colocamos los cubiertos de forma paralela cruzada.
Los alimentos se cortan a medida que se van comiendo, y
solamente se trocea todo un alimento a los niños y personas incapacitadas o muy
mayores.
Los cubiertos estarán en posición de cruz, para expresar
que se está listo para el siguiente plato.